El hecho de mantenernos este tiempo en cada postura nos permite profundizar en la ásana ayudando a que nuestra mente se calme a la vez que estimulamos el prana (energía vital), hasta poder llegar a un nivel muy profundo de relajación. Un esado que nos ayuda a tener el cuerpo y la mente preparados para entrar en la meditación.
En Yin Yoga no activamos los músculos cuando mantenemos las posturas. Se trata de una práctica que pone el enfoque en estirar, estimular y rejuvenecer los tejidos más profundos, los tejidos conectivos: fascias, ligamentos, tendones, articulaciones y el líquido sinovial; así como los canales de energía o meridianos que recorren estos tejidos.
Como otros estilos de yoga, nos ayuda a estar mejor a nivel físico, mental y emocional.
