El momento de plenitud emocional femenina suele coincidir con el inicio de cambios hormonales asociados a la edad. Éstos, a su vez, desencadenan efectos físicos como sofocos, insomnio, problemas óseos o alteraciones del estado del ánimo, que empañan esta etapa de madurez y serenidad.
Por ello, es recomendable que a partir de la cincuentena la mujer practique Yoga para mantener a raya esas molestias y cuidar su bienestar emocional y espiritual. En esta etapa el Yoga es la herramienta perfecta para el autoconocimiento. Permite a la mujer explorarse poco a poco e ir reconociendo e integrando los cambios que acontecen, al tiempo que se mantiene ágil y enérgica para seguir con total normalidad su día a día.
