Este acto fisiológico es la llave que nos permite abrir nuestro inconsciente y hacerlo presente durante la práctica. Dominar y coordinar la respiración a nuestros movimientos y asanas, se hace por lo tanto imprescindible para poder recibir todos los beneficios del Yoga.
La respiración es la única de las funciones fisiológicas que ejecutamos de forma inconsciente, pero también consciente. Es decir, la podemos controlar.
Fisiológicamente, la respiración consta de dos fases, que según cómo sean ejecutadas, dan lugar a cuatro tipos de respiración. En función de cuál sea nuestro objetivo, podremos practicar una u otra modalidad.
La respiración comienza con la fase de Inspiración. Es el momento en el que tomamos aire y nuestros pulmones se agrandan para albergarlo. En ese momento, dentro de ellos se produce la magia del intercambio de gases. Nuestro cuerpo absorbe el oxígeno y desecha el dióxido de carbono, que sale expulsado del organismo a través de la Espiración.
Entonces, ¿qué es lo que podemos controlar? Muy sencillo, podemos escoger qué parte de nuestro organismo movilizar durante la entrada y salida de aire. Todo dependerá de los beneficios que estemos buscando en ese momento:
Respiración Baja o Abdominal: Es la que practicamos cuando conscientemente, dirigimos el aire hacia el abdomen. Al permitirnos inspiraciones profundas, se desbloquea el sistema nervioso y nos podemos relajar rápida y profundamente. Además, el aire masajea la cavidad abdominal, lo que nos fortalece ante los trastornos gastrointestinales.
Respiración Alta o Clavicular: Al contrario que en la respiración abdominal, aquí las inspiraciones son muy superficiales, ya que el aire que queda retenido en la zona más alta de tórax. Se trata de un ejercicio que ayuda a perfeccionar el funcionamiento del aparato respiratorio porque tonifica los músculos torácicos, estimula los alveolos pulmonares y mejora la acción cardiaca y circulatoria.
Respiración Costal o Torácica: Cuando practicamos esta respiración, nuestras costillas se desplazan lateralmente, ampliándose la caja torácica. De esta manera, conseguimos incrementar nuestra capacidad pulmonar.
Respiración Yóguica o Profunda: Es el resultado de incorporar secuencialmente las prácticas anteriores aprovechando toda nuestra capacidad pulmonar. De esta manera, recibimos las ventajas de las tres prácticas y como resultado obtenemos una mayor capacidad de concentración, relajación y autocontrol.
En sucesivos posts veremos con más detenimiento la respiración yóguica y sus diferentes modalidades. Mientras tanto, te invitamos a reflexionar sobre la importancia de controlar nuestra respiración a la vista de sus beneficios. Piensa que respiramos las 24 horas del día desde el mismo momento de nacer….
Namasté